Por fin se ha decidido. Isabel Pantoja, la tonadillera más perseguida por la prensa los últimos tiempos, ha concedido una entrevista a la revista «¡Hola!» en la que habla alto y claro sobre el romance que vivió con el ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz.
«La forma de actuar de Julián me ha parecido de muy poco hombre, porque creo que el hombre que habla mal de una mujer es un pobre hombre». Con estas duras palabras, Isabel responde a las acusaciones del que fuera su novio, que habló sobre su relación vía exclusiva en varios programas de televisión.
Está claro que Isabel quiere dejar su historia en el pasado lo antes posible. Quiere que Julián le olvide.
Como ya era evidente (después de que se conociera que Julián ha rehecho su vida con otra mujer y que Isabel le ha pedido que se fuera de la casa en la que vivían), la reconciliación es inviable. No obstante, en el momento de la ruptura, la tonadillera seguía enamorada: «Cuando en febrero rompí con Julián, no había dejado de quererle: mi corazón podía más que la cabeza».
Los problemas de Julián con la Justicia han pasado factura a la pareja, pero en la entrevista Isabel quiere dejar bien claro que ella no tiene nada que temer: «Que queda caro de una vez por todas que no hemos tenido ningún pacto: yo no tenía nada que pactar con él», declara. Y para más claridad, su conclusión: «Lo que sí puedo decir es que hoy él ha pactado hasta con el diablo».
Tras la ruptura, y a la salida de Julián de la cárcel, la artista quiso mantener la mejor relación posible y por ello le dejó vivir en su casa: «El cariño que le tenía me hizo seguir ayudándole, y por eso siguió en la casa de La Pera con los mismos cuidados... pero sin estar yo».
Isabel ha pagado un precio muy alto por esta historia de amor, y es que al lado de Julián ha vivido sus momentos más tensos con la prensa, ha pasado una noche en los calabozos, detenida por supuesta implicación en los fraudes de Julián, ha visto cómo su pareja entraba en prisión y ha vivido una dolorosa ruptura, siempre en el foco de los objetivos.
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